En esos tiempos en México el Presidente era Pascual Ortiz Rubio, apodado "El Nopalito" por una supuesta dependencia de Plutarco Elías Calles quien se decía que en realidad gobernaba el país.
El 27 de noviembre de 1930 una nota del Periódico El Universal titulaba “Quetzalcóatl será el símbolo de la Navidad en nuestro país”, esta se refería princilapmente al deseo del gobierno posrevolucionario de retomar las raíces indígenas mexicanas durante las fiestas decembrinas, esta nota rezaba:
“Ayer tuve el gusto de comer con él (presidente de la República Pascual Ortiz Rubio) y durante la comida estuvimos acordando y me dio la idea de sustituir en las tradiciones extranjeras de Navidad –que no es nuestra– cambiándola por algo esencialmente mexicano. Quetzalcóatl sustituirá a los Santos Reyes a Santa Clós y a Noel”, declararó el secretario de Educación Pública Carlos Trejo y Lerdo de Tejada ante los medios de comunicación.Días después de que se dio a conocer el anuncio comenzó a surgir una gran polémica de parte de la población nacional, entre las discrepancias al hecho se encontraban cuestiones tales como: “¿Vamos a acostar a Quetzalcóatl en el pesebre de Belén y rezarle en idioma náhuatl?”. También se decía que Santa Claus fue una importación del Porfiriato y que era por lo tanto un símbolo de la intromisión del extranjero en la vida pública nacional, también el gobierno defendía que la implantación de Quetzalcoatl sería "reimplantar en nuestro México su legendaria tradición de pueblo patriota y civilizado”, no obstante hay que destacar que al parecer la figura estética del Dios Azteca era muy semejante a la de Santa Claus o Los Reyes Magos e incluso se decía que pudo haber sido tomada de alguno de estos personajes.
El objetivo, aseguró el funcionario responsable de los lineamientos educativos en el país, era “engendrar evolutivamente en el corazón del niño amor por símbolos, divinidades y tradiciones de nuestra cultura y nuestra raza”.
El 4 de diciembre se dio a conocer que se realizaría un Gran Sorteo de la Lotería Nacional en honor al Dios-sacerdote y se ordenó que en las escuelas primarias se educara a los infantes en la leyenda y que además realizarán dibujos a su gusto del Dios para llegar a las 1000 representaciones diferentes.
La ocasión también fue aprovechada por casas comerciales como General Electric que lanzó el siguiente anuncio:
Sin embargo, pese a los intentos del gobierno por implantar al nuevo personaje navideño, la sociedad nunca lo sintió como suyo además de que era considerado como una imposición de parte del gobierno hacía las tradiciones y costumbres ya establecidas por la sociedad.
Sin embargo se realizó el último y más fuerte intento para establecer este nuevo personaje en los gustos de la sociedad:
En el Estadio Nacional montaron la escenografía de una pirámide y hombres ataviados con indumentaria azteca celebraron con danzas y rituales en honor al dios Quetzalcóatl.Ese acto se puede ver en planas como esta
Las crónicas de los diarios muestran que no hubo una sola referencia al señor del traje rojo y saco mágico lleno de juguetes, una figura que apenas unas décadas atrás había aparecido en las celebraciones decembrinas. Sin embargo, fueron permisivos con los Reyes Magos, una tradición llegada a México durante la Colonia.
Melchor, Gaspar y Baltazar desfilaron ese día y acompañaron a Josefina Ortiz de Ayala Ortiz, esposa del presidente, a la entrega de juguetes.
El templo estaba lleno de indios, chinas poblanas, doncellas y sacerdotes. Hubo incluso una banda de guerra. Pero el primer número fue el de los Reyes Magos que llegaron hasta la pirámide montada para Quetzalcóatl. Tal vez quisieron representar su rendición al culto al dios serpiente emplumada.
El moderno Quetzalcóatl con rasgos occidentales apareció. Hizo honores durante el Himno Nacional y luego subió a su templo. A su alrededor había entre 10 y 15 mil niños que habían llevado al acto. Ahí también estaban la Cruz Roja, la Asociación de Protección a la Infancia, el cuerpo diplomático, el gabinete gubernamental y el presidente acompañado de su esposa.
Y asi fue como este intento pasó a la historia más que nada como un intento fallido que como una nueva tradición mexicana.